Aunque no existen demasiados estudios en torno a esta planta, el bálsamo siempre estuvo presente en la sociedad, siendo el componente que facilitaba la momificación de los faraones. De ahí el nombre de embalsamado.
El bálsamo permite extraer un aceite que además de ayudar a eliminar cicatrices también calma los efectos de cualquier quemadura o aftas. Un producto cuyas altas dosis de vulnearias y astringentes lo convierten en un aliado cicatrizante único.