El ácido salicílico, conocido científicamente como ácido 2-hidroxibenzoico, consiste en un activo queratolítico, un tipo de beta hidroxiácido o BHA. Se obtiene de la corteza del sauce y presenta un formato sólido incoloro que suele cristalizarse en agua, además de ser soluble en alcohol y éter.
El ácido salicílico es utilizado actualmente en cosmética por sus propiedades para la piel y su derivación, el ácido acetilsalicílico, es utilizado en el ámbito médico por sus propiedades analgésicas. Este activo destaca por ser muy efectivo a la hora de tratar lesiones en la piel como acné. Ayuda a normalizar las descamaciones de las células epiteliales de los poros, así como también a prevenir que se formen nuevas obstrucciones que vuelvan a incentivar el desarrollo de acné.
El ácido salicílico también es utilizado para suavizar la piel, actuar contra espinillas, para aliviar enrojecimiento e hinchazón, para tratar manchas en la piel e incluso enfermedades como la psoriasis. Una vez penetra en la piel, el ácido salicílico actúa como exfoliante, ayudando a conseguir una piel más suave, brillante y rejuvenecida. Es especialmente indicado para pieles grasas y ofrece una acción también calmante y purificante. El ácido salicílico se puede aprovechar en cualquier tratamiento de limpieza o cuidado facial varias veces a la semana.