El Aloe Vera nos
permite crear una amplia variedad de productos para el cuidado corporal. La planta del aloe cuenta con propiedades muy beneficiosas para
la piel, desde hidratantes hasta inmunológicas, cicatrizantes y, por
descontado, un aroma incomparable.
Pero la planta del aloe no basa todo su atractivo solo en
sus hojas, de las que extraemos la sábila, también tiene una parte central que
cada vez ofrece un mayor atractivo para los interesados en ella. Se trata de la flor de aloe vera.
Respecto a los usos de la flor de aloe vera, destaca sobre todo por sus beneficios inmunológicos
y digestivos. Es por ello por lo que suele utilizarse como ingrediente en
la elaboración de té, miel o incluso como ingrediente de muchas recetas, desde
ensaladas hasta yogures.
La flor de aloe favorece
una buena digestión y evita o elimina problemas relacionados, como
estreñimiento o dolores intestinales.
La flor de aloe vera
es una planta con forma de racimo y varias capsulitas que van abriéndose progresivamente.
Cuando sus cápsulas están completamente abiertas, se
considera que la planta de aloe vera ha alcanzado su madurez.
Depende mucho da cada tipo de aloe vera, pero una planta
madura y florecida puede llegar a medir desde apenas 10 centímetros hasta incluso 3 metros de alto.
En la mayoría de los casos, una planta de sábila florece
entre el final del invierno y el principio de la primavera.
Pero para ello es necesario que cuente con las condiciones climatológicas apropiadas.
Si la planta está constantemente en el interior y no disfruta de una exposición
solar suficiente, puede retrasar su florecimiento hasta incluso impedir que
suceda. En plantas que pasan por estas situaciones, consideramos que su
maduración se alcanza a los 3 años.
Lo cierto es que hay una amplia variedad de tipos de aloe
vera. La propiamente llamada Aloe Vera es
la más conocida por todos, tanto por sus beneficios, como también por su
característica forma.
No obstante, la familia de plantas de aloe vera cuenta con
muchas otras variedades, que vamos a detallar a continuación:
Al Aloe Vera común también se le puede identificar como Aloe Barbadensis. Una de las
características del Aloe Vera respecto al resto de plantas de su familia, es
que esta tipología es la que concentra mayor cantidad de propiedades sobre todo
a nivel de antiinflamatorios o antibacterias. De forma general puede decirse
que es la que mejores propiedades podemos aprovechar para el beneficio y la
salud de nuestro cuerpo.
Es la planta de aloe vera que puede alcanzar una mayor
altura, de hasta 4 metros. Esta
variedad, además, crece muy rápido, por eso es ampliamente utilizada en
paisajismo.
La variedad Aloe
Arborescens también tiene flor de aloe vera y es algo peculiar. Es de las
más resistentes de toda la familia de aloe y puede aparecer en varios colores,
lo que impulsa todavía más su uso como planta decorativa.
En el otro extremo está
la pequeña Aloe Juvenna, que puede alcanzar como máximo unos 50 centímetros
de altura, aunque normalmente se queda entre 20 y 30.
Su pequeño tamaño también la hace muy delicada. Debe
cuidarse muchísimo y evitar que pase frío o sufra bajo lluvias intensas.
Pese a su tamaño, sí
que tiene flor de aloe, un hermoso tallo que termina en tonalidades de un
naranja intenso muy atractivo.
La planta Aloe Ferox
es de las más imponentes que podrás ver de la familia de aloe en todo el
planeta. Esta variedad llega a medir 2 metros de alto por 1 metro de ancho y
tiene enormes hojas de hasta 15 cm.
Paradójicamente, la
flor de la Aloe Ferox no es excesivamente grande, sino más bien pequeña y
de colores naranja y rojo.
Pese a su hermosa presencia, la planta Aloe Variegata es también llamada Aloe Tigre. Esto se debe
precisamente al aspecto de sus hojas, que miden unos 20 cm. En estas hojas
suelen aparecer motas blancas que le dan un aspecto similar al que lucen en su
propio pelaje estos mamíferos.
Además, es una de las plantas de aloe vera con más cantidad de flores. Puede
llegar a tener hasta 30 y cada una mide unos 20 cm.