El impétigo es una infección que normalmente afecta a bebés, niños o jóvenes en menor medida. Sin embargo, cualquier persona puede sufrirla, incluidos los adultos.
A continuación te explicamos todo lo que debes saber sobre esta infección y qué tratamiento natural es eficaz en adultos, para eliminar su presencia.
¿Qué es el impétigo en adultos?
El impétigo consiste en una infección de la piel, con un alto índice de contagio, que puede ser causada por Streptococcus del grupo A y Staphylococcus aureus.
Se presenta con lesiones en la piel, sobre todo en nariz y boca, aunque puede afectar potencialmente a cualquier zona del cuerpo.
En adultos el impétigo puede durar 4 o más semanas, sobre todo si no se aplica un tratamiento óptimo hasta que no haya lesiones en la piel.
El mayor problema de esta infección bacteriana es su facilidad de propagación, por eso es importante reconocer los síntomas, aplicar medidas de prevención adecuadas y, por descontado, un tratamiento que sea eficaz.
¿Cómo se contrae?
El impétigo se contagia por contacto con el líquido que sale de las lesiones que se provocan en la piel. Tanto si es contacto directo como indirecto. Por ejemplo, si una persona con impétigo usa una toalla en la zona afectada y luego es utilizada por otra persona.
El impétigo también puede contagiarse por quien lo padece entre distintas zonas de su cuerpo, simplemente tocándose la lesión y luego cualquier otra área corporal, sin haberse limpiado correctamente antes.
Para evitar este contagio, lo más importante es mantener la piel limpia y evitar el contacto directo con otras personas o a través de objetos cotidianos que se usen.
Síntomas del impétigo
El impétigo puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero por lo general se desarrolla más fácilmente en las zonas expuestas, como la boca, la nariz, las piernas o los brazos.
Los primeros síntomas que aparecen son unas llagas rojas que además provocan picazón. Con el tiempo, las llagas se abren y pueden supurar durante días un líquido transparente.
A continuación se forma una costra de color amarillo que, al cabo de unos días, sana sin dejar ninguna cicatriz.
Un problema añadido del impétigo es que su desarrollo es lento. Las llagas rojizas suelen aparecer unos 10 días después de haber entrado en contacto con estreptococos del grupo A.
¿Cómo curar el impétigo en adultos con un tratamiento natural?
Al tratarse de un problema que se desarrolla en la piel, tenemos tratamientos naturales con los que podemos remitir la presencia y acción de las bacterias que lo causan.
El aloe vera es uno de los mejores aliados naturales que podemos aprovechar para ello. Esto se debe a que la planta cuenta con propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antisépticas.
Gracias a ellas, puede actuar de una forma efectiva contra las bacterias que causan el impétigo y hacer que sus síntomas en la piel desaparezcan con mayor rapidez.
Si identificamos las llagas rojas a tiempo, el aloe vera puede ayudarnos a reducir las molestias de la picazón, gracias a que también calma, refresca y alivia problemas de este tipo.
Tenemos muchos productos con aloe vera que pueden sernos de utilidad contra el impétigo, pero hay dos especialmente recomendados.
El primero de ellos es el
gel puro de aloe vera, que podemos adquirir en distintos envases de 100 ml, 250 ml y 1 litro, así como también en su versión ecológica.
Podemos aplicar el gel de aloe sobre las zonas afectadas, para aprovechar de forma directa sus propiedades. Entre ellas también es importante tener en cuenta su capacidad de regeneración de los tejidos, con la que mejoraremos el estado de nuestra piel mucho más rápido.
Te recomendamos, además, complementar la acción del gel de aloe vera con
jabón de aloe vera, elaborado de forma artesanal en frío.
Con el impétigo la limpieza de la piel es uno de los factores clave si queremos recuperarnos lo antes posible.
Con este jabón creado a base de aloe vera, aceite de coco, glicerina y perfume sin alérgenos, podremos aprovechar no solamente su poder de limpieza, sino también sus efectos calmantes y regeneradores, en cualquier parte del cuerpo donde nos haya afectado el impétigo.