Una de las acciones más recomendables para el cuidado de la piel es la exfoliación. En esta guía para exfoliar la piel te contamos en qué consiste este proceso y cómo puedes hacerlo de forma óptima.
¿Qué es exfoliar la piel?
El proceso de exfoliar la piel consiste en la aplicación directa de productos que pueden eliminar el exceso de células muertas, que se acumulan en la epidermis y que el cuerpo de forma natural no es capaz de retirar.
Estas células muertas pueden ir tapando los poros, con lo que la piel no se oxigena adecuadamente ni tampoco absorbe bien nutrientes que pueden ser beneficiosos para ella.
¿Cada cuánto hay que exfoliar la piel?
La acción de exfoliar la piel no debe realizarse todos los días. En la mayoría de casos es suficiente con exfoliar una vez a la semana.
No obstante, quienes tienen una piel más grasosa, pueden requerir el proceso de exfoliación dos veces por semana.
En cualquier caso, podrás comprobar en primera persona cómo reacciona tu piel a la exfoliación y si debes o no aumentar la frecuencia de este proceso.
¿Por qué es importante exfoliar la piel?
Exfoliar la piel debería ser una acción más dentro de tu rutina periódica de limpieza, solo que no tienes que aplicarla de forma diaria.
La importancia que tiene este proceso la podemos identificar en varios aspectos, comenzando por la ya comentada acerca de la necesidad de retirar las células muertas que se acumulan sobre la piel.
Este gesto tan sencillo, además, ayuda en la regeneración celular y prepara la piel para absorber cualquier principio activo que luego apliquemos. Por eso, en la rutina de limpieza facial debes hacerlo justo después de la fase de limpieza y antes de aprovechar cualquier otro producto.
Beneficios de exfoliar la piel
Además de cuidar y limpiar nuestra piel con la exfoliación periódica, también conseguimos que presente un tacto más suave, que recupere su brillo natural, que tenga mayor elasticidad e incluso podemos reducir la visibilidad de cicatrices y marcas.
Exfoliar la piel también activa la circulación y el sistema linfático, consiguiendo con ello oxigenar mejor la epidermis.
Otro beneficio añadido es que estimula la síntesis de colágeno, por eso sirve también para frenar los signos de envejecimiento.
Previene incluso el acné. Como elimina las impurezas sobre la piel, evita que se forme el acné y los granos que aparecen cuando se obstruyen los poros.
Aparte de los beneficios más conocidos, exfoliar la piel tiene otras ventajas adicionales, como
prolongar el bronceado. Si lo aplicas antes de tomar el sol y luego obviamente usas un protector solar adecuado, el bronceado que obtengas se preservará por más tiempo y mantendrás un color más uniforme.
¿Cómo exfoliar la piel del cuerpo?
Exfoliar la piel se realiza de la misma forma, independientemente de la parte del cuerpo sobre la que realices esta acción.
No obstante, es importante elegir productos exfoliantes adaptados a cada zona del cuerpo, dado que para el cuidado facial puedes aprovechar otras propiedades adicionales.
Antes de aplicar exfoliante, limpia la piel con agua tibia o, si por ejemplo es en el rostro y te has maquillado, usa los productos necesarios para retirar el maquillaje y que el exfoliante actúe directamente sobre la piel.
Extiende el producto utilizando movimientos circulares suaves. Puedes hacerlo tanto directamente con las manos, como con la ayuda de alguna esponja.
Cuando apliques el exfoliante, notarás que su textura granulada se extiende por la piel. Es importante no hacer excesiva fuerza con ella y no aplicarla sobre la piel recién afeitada, depilada o excesivamente sensible, por ejemplo si presenta alguna herida.
Una vez terminado este paso, vuelve a usar agua tibia para retirar el producto exfoliante. Cuando lo hayas quitado por completo, sigue con tu rutina de limpieza o aplica directamente un hidratante y protector solar, si vas a salir a la calle.
Errores más comunes al exfoliar la piel
Exfoliar la piel es un proceso desconocido para mucha gente, pues no se ha extendido en la rutina de limpieza corporal tanto como otros productos. Esto ha motivado también a que se cometan errores con frecuencia.
El más corriente es no respetar el tiempo recomendado entre una exfoliación y la siguiente, lo que puede acabar provocando irritaciones en la piel o incluso exponerla demasiado a factores externos como la exposición solar.
También es algo común confundir un exfoliante con un limpiador, porque sus funciones son bastante similares. Un exfoliante tiene como misión principal eliminar células muertas para ayudar a renovar la piel. Un limpiador se utiliza para retirar las impurezas que se hayan acumulado.
El proceso de exfoliar la piel debe hacerse de forma suave. Si aprietas demasiado o lo aplicas sobre zonas como el contorno de los ojos, donde el pliegue es más fino, puedes provocar que los signos de envejecimiento se muestren de forma más notoria.
Por último, hay que usar el exfoliante adecuado para tu piel. Si quieres elegir sin riesgo, escoge entre los
mejores exfoliantes naturales, aquellos que mejor se adapten a tus necesidades.