Aunque su nombre puede resultar demasiado exótico en un primer momento, el aceite ylang-ylang es ya una eminencia en el mundo de la cosmética. De aroma exuberante y sensual, el aceite de ylang-ylang (flor de flores) es un componente extraído del árbol homónimo y endémico de las islas Filipinas, donde este extracto ha sido producido de forma natural durante siglos macerando la flor en
aceite de coco para, después, aplicarla a la piel y el cabello. También procedente de las fragantes islas de Madagascar o Comoras, el aceita de ylang-ylang aporta numerosos beneficios a nuestra piel, ya que regula el sebo y produce un efecto antiarrugas convertido en la última sensación en el mundo de las cremas antienvejecimiento. Además de ser un aliado único para pieles maduras, el aceite de ylang-ylang es también recomendable para tratar otros problemas cutáneos como las estrías, mascarillas para cabellos grasos pero, también, fomentar el buen humor, ya que es un aceite que estimula el sueño y frena el estrés.