La vitamina K es una vitamina liposoluble muy útil para el ser humano, pero que no puede ser sintetizada por nuestro cuerpo, así que tenemos que obtenerla a partir de ciertos alimentos como p.e: el brócoli, la lechuga, la col, las espinacas, los aceites de oliva y de soja, la carne y el queso.
Principalmente es conocida por su aporte en el desarrollo de huesos y tejidos fuertes, así como también en el proceso de coagulación de la sangre, pero en general la vitamina K tiene muchas propiedades para disfrutar de un mejor estado de salud. De hecho, su aporte a una óptima circulación sanguínea le presenta como uno de los grandes aliados en nuestra alimentación para mantener controlada la celulitis. Además, también ayuda en la revitalización de la piel y a conseguir una mayor luminosidad en la dermis. Depende mucho del tipo de vitamina K que aprovechemos.
La vitamina K1, más frecuente en muchas dietas, ayuda en la coagulación sanguínea, mientras que la vitamina K2 ayuda a fijar el calcio en nuestros huesos y los fortalece en su crecimiento. Además, la vitamina K también está presente en muchos productos cosméticos como cremas y geles. Por ejemplo, es útil para tratar pieles irritadas o para eliminar ojeras.
Empresa beneficiaria de una subvención FEDER-REACT UE, destinada a la reactivación económica de las pequeñas y medianas empresas en Canarias como parte de la respuesta de la Unión Europea a la pandemia covid-19, destinada a mejorar la productividad y la competitividad.