En la isla de Borneo, en el lejano Oriente, existe un árbol milenario del que se extrae el alcanfor, un ungüento del que en más de una ocasión habrás escuchado hablar a tu abuela.
De aroma amargo y con ciertos matices que recuerdan a la menta, el alcanfor se utiliza como producto cosmético para diferentes fines, ya que además posee propiedades analgésicas.
Especialmente, el alcanfor se utiliza como aliado para aliviar las molestias en los músculos, existiendo numerosas cremas descontracturantes de lo más recomendables cuando se trata de relajar el cuerpo y reducir las molestias tras una contusión o esguince.