La relación entre tomar el sol y los antibióticos puede ser doble. Por un lado, la ingesta de algunos antibióticos puede aumentar la sensibilidad de la piel, lo que combinado con la exposición solar puede tener graves consecuencias.
Por otro lado, combinar sol y antibióticos puede desencadenar reacciones alérgicas, algo que veremos de forma evidente en nuestra piel y que también puede provocar molestias de distinto tipo.
Si, por ejemplo, tomamos antibióticos y decidimos exponernos al sol durante un tiempo, sobre todo en una época de mayor incidencia como en verano, podemos sufrir irritación de la piel. A este proceso se le identifica como fotosensibilidad.
Si, además, el antibiótico provoca por combinación con la exposición solar una reacción del sistema inmune, con consecuencias como urticaria y otras afecciones en la piel, estamos ante un caso de fotoalergia.
Obviamente estas reacciones no constituyen un patrón único que se pueda aplicar a cualquier persona. Cada piel es diferente y cada organismo reacciona de distinta forma, según aquello que tenga en su interior en ese momento y otros factores externos como en este caso el sol.
Pese a ello, el hecho de que quizás nunca hayas sufrido ninguno de los síntomas de alergia o reacción que se pueden tener por tomar antibióticos y exponerse al sol, no significa que no pueda suceder en cualquier momento. En caso de exposición, extrema las precauciones siempre que te sea posible, para evitar tener que sufrir estas consecuencias.
Los síntomas que pueden desencadenarse por este tipo de reacciones son variados, desde eritemas hasta vesículas o ampollas en diversas zonas de la piel. A todas ellas se suman también manchas, que no son precisamente fáciles de erradicar.
Además de estas señales estéticas, tomar el sol con antibióticos puede provocar picazón, dolores de cabeza, diarreas o incluso náuseas.
El problema ya no es únicamente que se pueden sufrir estas consecuencias, sino que pueden tardar bastante en revertirse. En algunos casos, como las lesiones cutáneas, es posible tener que esperar hasta 7 días para que desaparezcan. Sin embargo, las manchas en la piel resultantes de esta combinación pueden tardar meses o incluso años en irse.
La mejor forma de evitar la fotosensibilidad es con la prevención. Si estás tomando antibióticos, procura no exponerte al sol hasta terminar el tratamiento o, por lo menos, estar bajo su exposición en las horas menos peligrosas del día.
Si no tienes más remedio que estar bajo la incidencia del sol, hazlo siempre usando protección solar alta, tanto para reducir el riesgo de sufrir este tipo de problemas, como también para cuidar de tu piel de forma general.
En caso de que te sea posible, aprovecha siempre que puedas accesorios de protección como gorras, gafas de sol y prendas de ropa adecuadas. Si alguna parte del cuerpo se queda inevitablemente expuesta, recuerda aplicar sobre ella la dosis de protección solar adecuada.
Por otro lado, no creas que estos problemas se vinculan de forma concreta con los antibióticos, también se pueden sufrir por tomar productos diuréticos, antiinflamatorios, antihistamínicos, antidepresivos, anticonceptivos y antihipertensivos. Por tanto, si tomas alguno de ellos, es importante seguir las mismas prevenciones a la hora de estar bajo la exposición al sol.
Para tener mayor seguridad, es recomendable leer el prospecto de cualquier medicamento que estés tomando, para comprobar si entre los problemas que puede presentar se encuentra también la fotosensibilidad.
Otra manera de evitar la fotosensibilidad es retrasando la ingesta de estos productos. Por ejemplo, si tienes que tomar una única dosis diaria, puedes hacerlo por la noche sin tener así que asumir ningún riesgo por su combinación con la exposición solar.