Cómo alargar la vida útil del gel de aloe vera

Para no desperdiciar el gel de aloe vera y prolongar lo más posible su vida útil  es importante adoptar una serie de medidas durante el proceso de extracción y su posterior conservación.

Para la preparación del gel en casa y de forma natural, lo primero que debemos hacer es cortar las hojas lo más cerca del tronco principal. A continuación, colocaremos el trozo extraído de la penca bajo el grifo, con el fin de lavarlo y eliminar la sustancia que emana de la zona del corte, la aloína, ya que es irritante.

Pasado ese tiempo, la retiraremos del recipiente y la enjuagaremos. Con un cuchillo, cortaremos los bordes que contienen espinas y pelamos la parte de arriba de la hoja. Con ayuda de una cuchara, raspamos todo el gel que podamos y lo colocaremos en un recipiente. 

Para garantizar su adecuada conservación, existen distintos métodos para almacenarlo en función del uso que le vayas a dar. ¡Apunta!

Papel de aluminio

Sabemos que el aumento de la oxidación del aloe vera, una vez extraído, es el excesivo contacto con el aire. Para evitarlo, tenemos para ti uno de los trucos más antiguos y sencillos para tratar de aislarlo y que esto no suceda. Cuando hayas utilizado el trozo correspondiente, coge el resto y envuélvelo en papel de aluminio. Esto alargará la vida del gel entre 3 y 4 días y evitarás el contacto con el aire y la luz. 

Si prefieres prescindir del papel de aluminio, tritura el aloe vera, añade unas gotas de limón e introdúcelo en un bote de cristal traslúcido. 

Con miel de abeja

El elevado contenido en azúcares naturales de este producto conlleva que nunca caduque. Tiene un efecto conservante debido a su baja concentración en agua y es compatible con la composición del gel de aloe vera y a sus fines posteriores.

Para ello, debes extraer el gel interior de la hoja, lavarlo y quitarle la capa amarillenta. A continuación, trocea el gel de aloe y mézclalo en partes iguales con miel de abeja pura. Obtendrás un producto para elaborar batidos, tés o mascarillas, entre otros.

¡Al congelador!

Tras retirar la pulpa gelatinosa de la planta, con ayuda de una cuchara, la introducimos en una cubitera. Para potenciar los efectos del gel, puedes agregarle unas gotas de zumo de limón a cada espacio de la cubitera. Cuando hayas terminado, introduce el producto en el congelador y retíralo cada vez que vayas a utilizarlo.

A pesar de estos consejos, también debemos tener en cuenta el color del producto, que nos irá indicando cuál es el estado en el que se encuentra. De manera que, si está muy oscuro, es que el nivel de oxidación que sufre, es alto.