Cómo cuidar tu Aloe Vera en invierno

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Aún así, puedes seguir aprovechando el aloe vera directamente como planta, una elección que cada vez más personas escogen, para la decoración de su hogar.

La planta de aloe es una de las más demandadas, no solo por las propiedades de sus nutrientes, sino también por su exótica presencia y su característica resistencia.

Es fácil de mantener y de potenciar su desarrollo, pero a pesar de ello, hay que cuidarla debidamente. Sobre todo cuando llega el invierno.

El aloe vera resiste muy bien el verano y consigue aprovechar al máximo las óptimas temperaturas del otoño y la primavera, pero en invierno puede hacer demasiado frío, así el hielo, la nieve o los grados bajo cero, pueden afectar gravemente a la planta.

Te ofrecemos algunos consejos con los que cuidar tu aloe en invierno y garantizar que vas a poder disfrutar de tu planta todo el año.

Riego y temperatura para el aloe vera

La temperatura ideal del Aloe Vera está entre una mínima de 17 grados y una máxima de 27 grados.

En consecuencia, podemos confirmar que esta planta resiste muy bien las altas temperaturas, incluso en verano. Aunque si notas que van a subir excesivamente en tu zona, lo mejor es resguardar la planta en el interior del hogar, en un espacio fresco y húmedo.

Sin embargo, el aloe vera es muy sensible a las bajas temperaturas. El invierno representa por tanto uno de los mayores riesgos para ella, sobre todo si vives en una zona donde es especialmente duro.

Respecto al riego, una de las mayores ventajas que tiene la planta de aloe es que es muy fácil de mantener. No requiere un riego continuo, ni siquiera cuando hace más calor, de ahí que se le considere en realidad muy resistente.

Sin embargo, los más veteranos en el cuidado de estas plantas, recomiendan riegos de menor caudal pero más continuados. Es preferible por tanto una frecuencia más o menos constante con poca cantidad de agua, que le permitirá crecer mucho más fuerte y resistente.

Durante el invierno es cuando menos agua va a necesitar. Con apenas una vez al mes es suficiente en la mayoría de los casos. Cuando ya hace más calor como en primavera, podemos aumentar este riego a dos veces al mes y, cuando llega el verano y alcanzamos las cotas más altas de temperatura, es preferible un riego cada semana.

Proteger tu aloe si está en exteriores

Por lo general, la planta de aloe necesita luz, por ese motivo se suele cultivar en exteriores, ya sea en una zona de cultivo si contamos con ella o bien en maceta pero en la terraza, el balcón o un jardín.

Procúrale sombra cuando las temperaturas suban demasiado, ya que aunque resisten bien el clima templado y cálido, una exposición excesiva a un sol directo implacable, puede llegar a quemar sus hojas.

En invierno, la situación es más delicada. El frío puede afectar de manera irremediable a las plantas y la de aloe vera es especialmente sensible a las bajas temperaturas.

Se recomienda que el crecimiento de aloe se haga en maceta inicialmente, porque así cuando llega el invierno es posible trasladarla fácilmente al interior y ubicarla cerca de una ventana donde puede recibir luz. 

Esta planta necesita mucha profundidad para sus raíces, por lo que cuando está asentada en la tierra es mucho más resistente y es más fácil cuidar de ella, incluso en las épocas de más frío.

En cualquier caso, debes recordar que la temperatura no es el único factor de riesgo para el aloe, sino que hay muchos más que también debes prevenir.

Las plagas representan uno de los más peligrosos. Pulgones y Cochinillas son los mayores enemigos del aloe, a pesar de que su resistencia le permite no sufrir excesivamente ante su presencia.

Por otro lado, que sea una planta fuerte y bien enraizada, no implica que no necesite de vez en cuando sustratos que garanticen todos sus nutrientes. Con un par de aplicaciones al año, será suficiente para que tenga todo lo que necesita para mantenerse sana y fuerte durante mucho tiempo.