La radiación ultravioleta se divide en dos tipos en función de los efectos que el sol pueda causar en la piel: UVA (tipo A), radiación que engloba los rayos que penetran entre los 320 y los 400 nanómetros, y los UVB (tipo B), el cual se extiende entre 200 y 290 nanómetros, por lo cual su penetración será mayor. Este tipo de rayos, más dañinos, puede producir aparición de quemaduras y suele estar vinculado a la aparición de cáncer de piel. En lo que respecta a los tratamientos de rayos UVB, esta se utiliza como fototerapia para tratar enfermedades cutáneas como la psoriasis, la cual se caracteriza por la eclosión de células inflamatorias en la piel, produciendo una gran inflamación. De esta forma, el tratamiento de rayos ultravioleta de tipo B producen una mayor ralentización tanto en la reproducción de queratinocitos como en la relajación de las mencionadas células inflamatorias. En cualquier caso, consultar los efectos secundarios y la tecnología del tratamiento siempre será primordial antes de decantarse por una u otra propuesta.
Empresa beneficiaria de una subvención FEDER-REACT UE, destinada a la reactivación económica de las pequeñas y medianas empresas en Canarias como parte de la respuesta de la Unión Europea a la pandemia covid-19, destinada a mejorar la productividad y la competitividad.