Las proantocianidinas oligoméricas (OPC) puedes encontrarlas comercializadas por nombres más conocidos como "extracto de semilla de uva" o "extracto de corteza de pino". Consisten en distintos flavan-3-oles condensados como por ejemplo las procianidinas, las prodelfinidinas y las propelargonidinas, que están presentes en muchas fuentes vegetales.
Destaca su presencia sobre todo en frutas como las manzanas, en la corteza del pino marítimo, la canela, en los granos de cacao y también en la semilla y la cáscara de la uva.
La historia remonta el uso de las proantocianidinas oligoméricas hasta 1534, cuando un nativo americano sugirió a unos exploradores franceses atrapados por el hielo en el Río Saint Lawrence, que probasen té con agujas y corteza de pino. En 1947 el investigador francés Jacques Masquelier recuperó esta historia e investigó los componentes de los pinos, para confirmar si contaban con estas propiedades. De la corteza de pino marítimo consiguió extraer las proantocianidinas oligoméricas y descubrió que comparte muchas de las propiedades de la vitamina C. Algo más tarde también consiguió extraer proantocianidinas oligoméricas de la semilla de uva.
Las OPC son útiles para muchos usos, desde el tratamiento de enfermedades periodontales hasta para el asma, distintas alergias, para prevenir la aterosclerosis e incluso para combatir los efectos del envejecimiento de la piel. Sobre este último aspecto, las proantocianidinas oligoméricas protegen y fortalecen el colágeno y la elastina, lo que entre otros beneficios ayuda a mejorar el aspecto de la piel y la protege frente a la aparición de arrugas.